miércoles, 28 de octubre de 2009

LA TELEVISIÓN EN ESPAÑA: UNA M…



Hace unos dias, tuve uno de esos en los que lo único que te apetece es sentarte y agarrar el mando a distancia de la TV.

Ahora, con el rollo este del TDT, resulta que tenemos veintitantos canales a elegir. Por lo que me acomodé, con la esperanza de que, entre tantos, encontraría algún programa que consiguiese distraerme.

Después de teclear como loco el mando a distancia, como si fuese el mando de la Play, cambiando canales un y otra vez, consiguió hacerme desistir y dedicarme a otra cosa.

Lo primero que me asquea de la televisión es eso de hacer programas basando su espectáculo en la gente corriente. Unos llevándolos al plató para que cuenten ahí sus intimidades, otros agrupando a unos cuantos y metiéndolos en algún lugar lleno de cámaras, para poder espiar sus comportamientos, con la esparanza de que se peleen, o, en todo caso, que se vea sexo.

También se estila ahora lo de buscar a personas marginales, con diferentes dramas humanos, y meterles una cámara en las narices mientras duermen en la calle o se drogan, o viven a duras penas en casas a punto de caerse.

Los programas infantiles han quedado relegados a canales separados del resto de la programación.

Yo me hubiese conformado con ver unos dibujos animados, pero es que los canales infantiles son insufribles. O bien con series idiotas que nada tiene que ver con los niños, o dibujos animads extrañísimos, que parecen la plasmación en imágenes del subconciente de algún psicópata.

Hasta el canal Disney es así. Supe que era ese, porque lo pone el TDT y porque se ven las orejas del ratón Mickey en la esquina de la pantalla. No sé, pero si Walt Disney está viéndolo, el hombre debe estar desconsolado.

Por no mencionar los llamados programas del corazón, en los que nunca se ve un verdadero famoso. Con debates estúpidos donde nadie entiende nada porque hablan todos a la vez.

En definitiva, llevo mucho tiempo sin ver la televisión y me doy cuenta de que no me ha perdido nada.

MANOLO