Es la pregunta que nos hacemos todos los padres cuando llega el verano. El problema que se le suele plantear a los padres, cuando llegan las vacaciones del colegio, es digno de tener en cuenta.
Es muy simple. Los niños tienen tres meses de vacaciones, mientras que los trabajadores disponen solamente de uno. ¿Qué haces entonces los otros dos meses restantes?
Aun en el supuesto de que se combinen ambos cónyuges y no coincidan en sus vacaciones, juntando los dos, siguen siendo dos meses. Todavía queda un mes sin cubrir.
Esto sin mencionar que, es triste que el matrimonio no pueda disfrutar de las vacaciones y poder, al menos, pasar unos días juntos.
Es entonces cuando los oportunistas, que siempre surgen, aprovechan para hacer su agosto, y nunca mejor dicho. Salen, hasta de debajo de las piedras, casales, colonias, centros de ocio, academias, gimnasios, etc. Éstos, sabedores de la imperiosa necesidad de los padres, de dejar a los niños en algún sitio durante el horario de trabajo, ofrecen sus servicios, en algunos casos, a unos precios de escándalo, y en otros, con unos horarios que tampoco resuelven nada, pues suelen dejar un par de horas sueltas, que suelen ser cubiertas, en el mejor de los casos, por la inestimable ayuda de los abuelos.
Es entonces, cuando los padres, hechas las cuentas, tienen que desistir de aquellas vacaciones de un mes en algún hotel en algún sitio que siempre han soñado visitar, por una semanita en una casita rural, en algún pueblo, no muy lejos, porque para poder dejar a sus hijos, han tenido que renunciar a más de la mitad de lo que tenían ahorrado para las vacaciones.
No me explico como en un país como este (España), que salimos a la calle, en manifestación, o paramos el tráfico y la armamos gorda, cada vez que estornuda el gobierno de turno, nadie protesta por cosas como estas.
No sé, quizás yo sea muy tonto y no llego a comprender que sea más importante protestar por que se legalice el matrimonio gay, pongo por caso, y no por algo como esto.
MANOLO
Es muy simple. Los niños tienen tres meses de vacaciones, mientras que los trabajadores disponen solamente de uno. ¿Qué haces entonces los otros dos meses restantes?
Aun en el supuesto de que se combinen ambos cónyuges y no coincidan en sus vacaciones, juntando los dos, siguen siendo dos meses. Todavía queda un mes sin cubrir.
Esto sin mencionar que, es triste que el matrimonio no pueda disfrutar de las vacaciones y poder, al menos, pasar unos días juntos.
Es entonces cuando los oportunistas, que siempre surgen, aprovechan para hacer su agosto, y nunca mejor dicho. Salen, hasta de debajo de las piedras, casales, colonias, centros de ocio, academias, gimnasios, etc. Éstos, sabedores de la imperiosa necesidad de los padres, de dejar a los niños en algún sitio durante el horario de trabajo, ofrecen sus servicios, en algunos casos, a unos precios de escándalo, y en otros, con unos horarios que tampoco resuelven nada, pues suelen dejar un par de horas sueltas, que suelen ser cubiertas, en el mejor de los casos, por la inestimable ayuda de los abuelos.
Es entonces, cuando los padres, hechas las cuentas, tienen que desistir de aquellas vacaciones de un mes en algún hotel en algún sitio que siempre han soñado visitar, por una semanita en una casita rural, en algún pueblo, no muy lejos, porque para poder dejar a sus hijos, han tenido que renunciar a más de la mitad de lo que tenían ahorrado para las vacaciones.
No me explico como en un país como este (España), que salimos a la calle, en manifestación, o paramos el tráfico y la armamos gorda, cada vez que estornuda el gobierno de turno, nadie protesta por cosas como estas.
No sé, quizás yo sea muy tonto y no llego a comprender que sea más importante protestar por que se legalice el matrimonio gay, pongo por caso, y no por algo como esto.
MANOLO