sábado, 29 de agosto de 2009

EL HOMBRE DE LA MÁSCARA DE HIERRO



Normalmente, cuando hablo de cine o de comics, siempre lo hago de películas clásicas, antiguas, casi siempre poniéndolas por delante de las más modernas.

Pero ésta es una excepción. Se han hecho otras películas sobre este mítico personaje, pero, para mi gusto, ésta última es la mejor.

Cuando la vi por primera vez disfruté con ella, como cuando fui a ver, de niño, Los Tres Mosqueteros. Y vuelvo a pasarlo en grande cada vez que la veo, que ya son bastantes.

Siempre me han gustado las películas donde hay espadas por medio. Y en ésta, un detalle que me gusta es que no se ve rodar ninguna cabeza o a nadie escupiendo sangre, como en otras películas modernas de espadas.

Ya sé que no tiene ningún rigor histórico, ni siquiera lo tiene con la novela original, pero se le perdona por lo bien que te lo pasas.

El grupo de actores elegido para encarnar a los personajes, yo creo que no podía haber sido mejor. El Portos, de Gerard Depardieu no tiene precio.

En esta película se ensalzan los valores de la amistad, el honor y el valor. De una forma muy poco usual en las películas actuales. Es entretenida, emocionante y divertida.

Puede que me domine mi entusiasmo infantil, pero es una película que merece la pena ver en buena compañía y disfrutando de una buena fuente de palomitas.

MANOLO

jueves, 27 de agosto de 2009

UN NUEVO PERSONAJE


PEIRET
Esta vez no se trata de ningún súper héroe.
Es un detective privado, que nada tiene que ver con lo detectives de la televisión.
Próximamente hara su aparición. Espero que os guste.
Manolo


martes, 25 de agosto de 2009

TIEMPOS DE LA “MILI”



El otro día me enteré, por casualidad, que la Corbeta Descubierta, un buque de guerra de la Armada española, donde estuve yo embarcado durante el servicio militar, había sido dado de baja. Luego, movido por mi curiosidad, también me enteré que el cuartel de instrucción de Cartagena, donde hice la instrucción, había sido derribado para construir un instituto o algo así.

A partir de ese momento, mi mente empezó a bombardearme con recuerdos. Y me embargaba toda una mezcla de sentimientos. Y, sobre todo, la profunda sensación de humildad ante el inexorable paso del tiempo.

Ahora en España el servicio militar no es obligatorio como antes. Y algunos de vosotros, afortunadamente, no habéis tenido que pasar por ese trance tan tremendamente injusto y estúpido de la “mili”.

Era el verano de 1983 cuando, mientras mis amigos se hacían un bocata para irse a la playa, yo hacía el petate para irme a Cartagena.

Recuerdo todos y cada uno de los pasos que di durante ese año y medio. Aún siento la rabia y la impotencia que sentía entonces, al verme recluido en una cárcel, sin motivo alguno. El ser llevados al cuartel como un rebaño de ovejas, el pelado casi al cero, el entrar todos en pelotas a las duchas, sin el más mínimo respeto a la dignidad personal. La utilización de nuestro número en lugar de nuestro nombre cuando nos llamaban por megafonía.

También viene a mi memoria un discurso de bienvenida que nos dieron. Echándonos una bronca de miedo sin haber hecho nada. Diciéndonos, textualmente, que éramos la última mierda de la Marina, pero que nos convertirían en auténticos marineros. Como si tuviésemos la más mínima intención de ser el orgullo de la Armada. Nuestra única intención era pasar todos esos meses lo antes posible para volver a nuestra vida. Por otra parte, yo tenía algunos compañeros que eran más marineros que el imbécil que nos estaba dando el discurso.

Pero un año y medio da para mucho. Durante ese tiempo viví experiencias y situaciones que nunca podré olvidar. Además, el estar embarcado en la Descubierta me dio ocasión de poder visitar otros lugares: Cádiz, Mallorca, Canarias, Italia, etc. Y el estar de timonel, la sensación de estar llevando un barco. Navegar fue para mí una experiencia inolvidable y que me gustó.

Luego están las aventuras con los compañeros. Las correrías con ellos, el espíritu de compañerismo y el ayudarnos unos a otros, alguna pelea en algún bar, poco antes de huir para que no nos cogieran los de la policía naval, la despedida…

Me pregunto qué habrá sido de todos ellos.
MANOLO