viernes, 29 de mayo de 2009

VOTADME A MÍ, O VENDRÁN LOS OTROS…

Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a comentar algo relacionado con la política. Y no por tomar parte por uno u otro partido, sino por un asunto que ha llamado mi atención.

Con motivo de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, se está llevando a cabo la típica campaña de propaganda electoral.

Iba yo por la calle y, normalmente no suelo fijarme en los carteles de propaganda, pero esta vez me fijé en algo. Y es que las fotos que iba viendo en los carteles no correspondían al partido que se anunciaba. Todo lo contrario. El fin del anuncio era mostrarnos lo malos que eran los adversarios políticos.

Es la publicidad al revés. Y me he fijado que es una práctica que se está convirtiendo en habitual entre los diferentes partidos políticos. Basar la campaña electoral en convencernos de lo perversos que son los otros, más que en mostrarnos las lindezas de su propio candidato. Es de locos. Como si la Coca-cola hiciese los anuncios hablando de lo mala que es la Pepsi.

Seguramente, como que esta gente está rodeada de expertos en marketing, habrán llegado a la conclusión de que es un método efectivo a la hora de conseguir votos. Pero el daño que se le hace a la Democracia es tremendo. Porque el mensaje que se nos lanza a los ciudadanos es: “Votadme a mí, porque el otro aún es peor que yo”. De esa manera conseguirán que vayamos a votar cuatro gatos mal contados.

Hemos tenido que esperar muchos años, y ha muerto mucha gente, soñando con tener una democracia en España, como para que ahora estos soplagaitas se dediquen a jugar con ella, para poder conseguir poner el culo en el sillón del poder.

Sé que no está bien desear esto, pero ojalá el día de las elecciones no vaya nadie a votar. A ver si de una vez se dan cuenta, se preocupan menos de su propia ambición y se dedican a lo que tienen que hacer, que es gobernar, que para eso les elegimos.

MANOLO

jueves, 28 de mayo de 2009

EL CAPITÁN AMÉRICA



Es realmente curiosa la vida de este personaje. Creado en los años 40, para desaparecer tras el final de la 2ª Guerra Mundial. Volvió a aparecer nuevamente como un antipático héroe anti-comunista, volviendo posteriormente a desaparecer. Siendo rescatado posteriormente, en el sentido literal de la palabra, por la Marvel, en la que ya se quedó como uno de los iconos de la editorial.

Dejando aparte su carácter patriótico, abanderado de los USA, característica que no comparto pues no me gustan los patriotismos, vengan de donde vengan, considero que el Capitán América aglutina en si mismo la esencia del héroe.

En una realidad, un mundo en el que vive, en el que cualquiera de sus amigos súper héroes o villanos, levantan camiones a pulso, vuelan, doblan el acero como si fuese cartón, o derriban un rascacielos con una palmada, el Capi, se enfrenta a un ejército o al mismísimo Dr. Muerte únicamente armado con un escudo y sus puños.

Es respetado tanto por amigos como por enemigos. Hasta Thor le obedece ciegamente cuando se pone al frente de los Vengadores, incluso ha sido uno de los pocos capaces de levantar su martillo Mjolnir.

Hace poco, como que últimamente estoy desconectado de los cómics, me enteré que en Marvel han cometido la atrocidad de cargárselo. Pero seguro que debe ser un tema de marketing para aumentar las ventas.

El Capitán América ya ha resurgido dos veces tras haber desaparecido. Esta será una más.
MANOLO

lunes, 25 de mayo de 2009

LAS GOLONDRINAS

Hola, amigos.

He estado unos días hospitalizado por una operación.

En situaciones así te das cuenta de muchas cosas. Y, en el fondo, me siento muy afortunado. Porque es como si Dios me hubiese dado un toque de atención.

Lo primero que he aprendido es que soy rico. No en dinero, pero sí en amor. Las muestras de cariño, de preocupación y los mimos que he recibido han sido desbordantes. Ya no solo de mi familia más directa: esposa, hijos, o de mis padres y hermanos, sino de la familia a la que se le apoda como “política”, pero que para mí son tan familia como la otra. Compañeros de trabajo, amigos. Nunca estuve solo.

Pero el día tiene muchas horas. Y en un hospital avanzan más lentamente. Yo tenía la suerte de que podía moverme y deambular por el hospital. Aquella planta era toda de cirugía. Por lo que no circulaban muchos, puesto que muchos estaban confinados a la cama, rodeados por tubos y aparatos. Andar por el pasillo era una sucesión de lamentos y personas que sufrían, pero que se aferraban a la vida con todas sus fuerzas. Me sentí tremendamente afortunado. Mi cicatriz carecía de importancia, comparada con lo que estaba viendo.

Entre todas aquellas personas había albañiles, camareros, abogados, ingenieros, ricos y pobres. Pero no se les reconocía, puesto que todos íbamos vestidos con el mismo camisón del hospital, abierto por la espalda. Circulábamos por la planta, algunos ayudados, dando sus primeros pasos, conectados a algún suero. Todos éramos iguales. Sin clases sociales, sin ricos ni pobres.

Desde la ventana de mi habitación un grupo de golondrinas realizaban extraordinarias acrobacias aéreas, emitiendo aquellos trinos que para mí son entrañables. Ya me percaté de ellas, poco antes de entrar en quirófano y las volví a ver cuando regresé a la habitación. Luego, pasaba largos ratos observándolas volar y oyéndolas. Incluso una de las veces, un gorrión se posó en la ventana y permaneció ahí unos minutos mirándome. Aquellas golondrinas me tenían impresionado. Nunca me había detenido a observarlas tanto. Me pareció un espectáculo maravilloso, que me hubiese perdido de no haber sido ingresado.

La vida es maravillosa. Y es el amor y esos pequeños milagros como el vuelo de las golondrinas, pongo por caso, lo que la hacen tan especial. Lo demás, como el dinero, el poder o la ambición, lo que nos puede hacer pasar por alto lo verdaderamente importante.
MANOLO